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Faltan docentes en áreas claves y el problema se podría agravar en el futuro


Gran parte del país -la provincia de Buenos Aires incluida- enfrenta una crisis que posiblemente se profundice en los próximos años: faltan docentes para cubrir los cargos necesarios tanto en primaria como en muchas de las materias de secundaria.


El problema no es nuevo. “Desde hace diez años venimos advirtiendo a los distintos gobiernos que hay falta de docentes en el nivel primario y profesores en muchas áreas en secundaria. Lo de primaria es muy grave porque es el nivel troncal de la educación argentina y realmente conseguir maestros es muy complicado. Estamos llegando a un límite en el que no se puede conseguir suplentes que tengan título y los supervisores no te autorizan maestros no recibidos, por lo cual los chicos quedan sin clases”, explicó Martín Zurita, secretario ejecutivo de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la provincia de Buenos Aires (AIEPBA).


Desde la entidad que nuclea más de 2300 instituciones educativas, plantean la necesidad de que se flexibilicen las condiciones para conseguir recursos humanos, para que se puedan incorporar al menos provisoriamente profesionales que no tengan el título docente habilitante. De ese modo, ante la ausencia de la maestra de aula, al menos los chicos no perderían el día de clases.


A futuro el panorama es desalentador. La edad promedio de los docentes de primaria en la Argentina es de 43,9 años, según un reciente informe del Observatorio Argentinos por la Educación. Una maestra bonaerense se puede jubilar con 50 años y 25 de aporte. Por eso, gran parte de la masa de docentes hoy está cerca del retiro, lo cual agravará la crisis.


Hasta la década del ‘60, las maestras se recibían terminando el secundario. Luego se abrieron los profesorados que subieron su duración gradualmente: primero fue un año de carrera, después dos, luego tres y en los 2000 se elevó a cuatro. “Esa duración no vino acompañada de una mejora en la calidad de los aprendizajes. En los últimos 25 años, todas las pruebas nacionales e internacionales dan una caída”, señaló Zurita.


No es una novedad. Con el correr de la carrera, la matrícula se desgrana en los profesorados. Son muy pocos los que inician una carrera docente y cuatro años después se gradúan. “Se tienen que tomar políticas públicas a todo nivel: revisar la duración de la carrera, mejorar los sueldos, elevar el prestigio social que tiene la profesión. Es una problemática de extrema urgencia”, expresó.


Lo paradójico es que, a diferencia de los otros niveles, la escasez de personal no alcanza al inicial. En los jardines de infantes hay abundancia de maestras. De hecho, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires habilitó en los últimos días a que las maestras jardineras, después de cursar una capacitación breve, puedan dar clases en primaria.


“Para la cantidad de escuelas primarias que hay en el país, los graduados de los profesorados no alcanzan. Es un tema gravísimo. Si ahora tenemos problemas para la cobertura de cargos, en unos años va a ser mucho peor. Hay toda una camada de docentes aguardando los papeles para jubilarse”, agregó Zurita.



Tanto en primaria como en secundaria, Inglés y Música son dos materias muy difíciles de cubrir. A ellas se les suman otras como Matemática, Física, Química y Biología. Ni hablar de Tecnología. Los programadores o graduados en informática eligen trabajar para empresas o para el exterior, con salarios con los que no se puede competir desde las escuelas.


Esa problemática puntual, la falta de docentes en materias de tecnología, se convierte en un obstáculo significativo para el aprendizaje de los estudiantes. En un mundo cada vez más digitalizado, es esencial que los alumnos adquieran habilidades en estas áreas para enfrentar los desafíos del siglo XXI.


La escasez de docentes en áreas clave es una preocupación urgente que requiere la atención inmediata de las autoridades. La falta de maestros en primaria y profesores en materias fundamentales de secundaria está alcanzando niveles críticos, y el problema se prevé que se agrave en el futuro. Con una edad promedio cercana a la jubilación, con sueldos deteriorados y una carrera poco atractiva para los ojos de la sociedad, es evidente que se necesita una acción mancomunada para revertir esta tendencia.

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